Y brillaban las estrellas...
Y olía la tierra...
Chirriaba la puerta del huerto...
Y unos pasos rozaban la arena...
Entraba ella, fragante,
caía entre mis brazos...
Oh, dulces besos, oh, lánguidas caricias,
mientras yo, tembloroso,
las bellas formas desataba de los velos...
Se desvaneció para siempre mi sueño de amor...
La hora ha pasado...
¡Y muero desesperado!
¡Y muero desesperado!
¡Y jamás he amado tanto la vida!...
¡Tanto la vida!...
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